El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta progresivamente diversas capacidades, incluyendo la comunicación y la deglución. Esto genera dificultades significativas en la vida diaria de los pacientes y su calidad de vida. Es aquí donde la logopedia juega un papel como aliada en el cuidado integral de estas personas. En este artículo, exploraremos cómo la logopedia aborda de manera especializada los trastornos del lenguaje y la deglución en el contexto del Alzheimer, y cómo contribuye a mejorar la calidad de vida proporcionando un enfoque de atención personalizado.
Entendiendo el Alzheimer
El Alzheimer es una enfermedad neurológica que afecta a millones de personas en todo el mundo.
En España, el número de pacientes supera las 700.000 personas. En 2050, se estima que el número de enfermos se habrá duplicado y se acercará a los dos millones de personas.
A pesar de los avances en la investigación, aún no se han identificado los desencadenantes exactos de la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, las investigaciones apuntan que está relacionado con la acumulación de proteínas "beta amiloide" fuera de las células y la formación anormal de ovillos de la proteína "tau" dentro de las células.
Estas proteínas disfuncionales generan una acumulación de "residuos" en el cerebro que interfiere con el funcionamiento adecuado de las neuronas, impidiendo su nutrición y comunicación. Aunque las pequeñas cantidades de acumulación pueden no tener un gran impacto inicialmente, con el tiempo, la acumulación creciente de estos "residuos" provoca la muerte de las neuronas y contribuye al desarrollo progresivo de la enfermedad. El proceso es complejo, pero estas alteraciones a nivel celular están relacionadas con los síntomas clínicos característicos del Alzheimer.
A pesar de no saber las causas si se han identificado factores de riesgo importantes, como la edad, patologías asociadas, estilo de vida y genética.
El envejecimiento, enfermedades cardiovasculares, diabetes, sedentarismo, alcohol y tabaco aumentan el riesgo. Aunque la genética influye, los casos puramente genéticos son poco comunes.
Mantener un estilo de vida saludable y tomar medidas preventivas son clave para reducir la probabilidad de desarrollar la enfermedad.
Los efectos del Alzheimer son devastadores ya que provocan un deterioro progresivo en distintas áreas cognitivas como son: la atención, el lenguaje, las gnosias, la memoria, las praxias, las funciones visuoespaciales, las funciones ejecutivas y la conducta.
Si bien las fases del Alzheimer pueden variar en cada persona, se suele emplear la Escala de Deterioro Global (GDS) para evaluar la progresión del Alzheimer en función de siete etapas que van desde la normalidad hasta la fase más avanzada de la enfermedad. Esta escala proporciona una guía aproximada para seguir el curso de la enfermedad. Cabe mencionar que los límites de cada etapa no están estrictamente definidos, pero sirven como referencia para comprender la evolución del Alzheimer en cada paciente.
Hasta el momento, no se ha encontrado una cura, pero existen tratamientos disponibles para abordar los síntomas.
Estos tratamientos pueden incluir tanto opciones farmacológicas como no farmacológicas, y su objetivo principal es mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.
Un enfoque multidisciplinario es esencial para enfrentar cada etapa de esta enfermedad de manera integral. Esto implica la colaboración de diversos profesionales de la salud, como médicos especializados en neurología, psicólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales y trabajadores sociales, entre otros. Cada uno de estos especialistas desempeña un papel crucial en el cuidado y la atención personalizada del paciente que es clave para adaptar el tratamiento a las necesidades específicas de cada individuo, ya que los síntomas y el progreso de la enfermedad pueden variar significativamente de una persona a otra. Un enfoque individualizado garantiza que se aborden adecuadamente los desafíos que enfrenta cada paciente y se les brinde el apoyo necesario en cada etapa de la enfermedad.
La intervención logopédica en la Enfermedad de Alzheimer
A medida que la enfermedad progresa, pueden surgir diversos trastornos del habla y la comunicación que requieren una intervención logopédica especializada.
En las etapas iniciales del Alzheimer, es común observar dificultades en el acceso al léxico, lo que se traduce en la dificultad para recordar nombres de cosas o personas. Otra característica es el uso de circunloquios, donde la persona utiliza un rodeo de palabras para describir algo en lugar de utilizar el término adecuado. Por ejemplo, en lugar de decir "teléfono", podría decir "el aparato que uso para llamar". Asimismo, las dificultades en la memoria semántica y en el uso de recursos cohesivos pueden llevar a una comunicación menos fluida y a la pérdida del hilo de la conversación.
También la lectoescritura se ve alterada por la enfermeda. Los pacientes pueden experimentar dificultades para leer palabras correctamente, ya que pueden confundir letras o sílabas, afectando a su capacidad para comprender el texto escrito. Además, pueden tener problemas para recordar detalles específicos de lo que han leído, y por tanto dificultad para recuperar la información de la memoria. En cuanto a la escritura, puede volverse incoherente, desorganizada y con errores ortográficos y gramaticales. Pueden omitir morfemas y tener dificultades en la combinación de palabras y frases, afectando a la estructura gramatical de sus oraciones (agramatismo). También, la escritura puede volverse ilegible y desordenada, con una tendencia a omitir letras o palabras y a escribir de forma poco clara, lo que se conoce como disgrafía.
Con la progresión de la enfermedad pueden surgir trastornos como la agnosia y la apraxia. La agnosia implica dificultades para reconocer estímulos sensoriales, como objetos o rostros. Por otro lado, la apraxia se refiere a fallas en la ejecución de movimientos, lo que puede afectar la articulación del habla y la capacidad para realizar gestos comunicativos. En esta etapa, las dificultades para la organización del discurso y la comprensión de material verbal complejo pueden llevar a una comunicación más limitada y simplificada. También es común observar agramatismos, que implican la supresión de morfemas y dificultades en la estructura gramatical de las oraciones. Además, pueden presentarse parafasias fonémicas y verbales, donde se sustituyen fonemas o palabras por otras incorrectas, lo que afecta la claridad del discurso. La disartria, que es una alteración neurológica que afecta la producción del habla, también puede manifestarse en esta etapa.
En la etapa final de la enfermedad, la comunicación se ve gravemente afectada. La persona va perdiendo la capacidad de hablar espontáneamente y, en su lugar, se pueden observan ecolalias o perseveraciones verbales, que son repeticiones incontroladas de contenidos verbales. También la comprensión del lenguaje se deteriora significativamente. Finalmente, el mutismo puede manifestarse, donde la persona ya no es capaz de comunicarse verbalmente.
La combinación de estos tres trastornos neuropsicológicos, afasia (alteración del lenguaje), apraxia (problemas en la realización de movimientos voluntarios) y agnosia (incapacidad para reconocer objetos o personas) es lo que se conoce como el síndrome afaso-apraxo-agnóstico, característico en demencias corticales como el Alzheimer.
El enfoque logopédico se centra en ralentizar la progresión de los síntomas del Alzheimer y en mejorar las habilidades comunicativas de las personas afectadas.
El lenguaje es una función cognitiva compleja que opera dentro del sistema cognitivo general de una persona, estando íntimamente vinculado con otros procesos mentales, como la memoria, la atención, la percepción, el razonamiento y la resolución de problemas.
Mediante la estimulación cognitiva del lenguaje, se busca mantener el funcionamiento cognitivo de la persona durante el mayor tiempo posible y, al mismo tiempo, mejorar la calidad de vida tanto del paciente como de su entorno familiar y cuidadores.
Por otro lado, la disfagia orofaríngea es otro síntoma común en personas afectadas por el Alzheimer, que afecta la capacidad de tragar de manera segura y eficiente. Esta dificultad en la deglución puede desencadenar complicaciones graves, como malnutrición, deshidratación y aspiración pulmonar, aumentando así el riesgo de neumonía y mortalidad.
En este contexto, la intervención logopédica tiene como objetivo mejorar tanto la seguridad como la eficacia de la deglución, lo que contribuye significativamente a prevenir complicaciones médicas y a mejorar la calidad de vida del paciente. El logopeda trabaja directamente con la persona afectada, proporcionando estrategias posturales compensatorias y realizando ajustes en la dieta para facilitar la deglución de forma segura y funcional. Esta intervención personalizada resulta fundamental para asegurar que la persona pueda alimentarse adecuadamente y evitar problemas de salud derivados de la disfagia.
La intervención logopédica debe iniciarse de manera temprana, desde el momento en que se sospecha o se diagnostica el Alzheimer. Esto es esencial para obtener los mejores resultados posibles y para facilitar la adaptación a los cambios que se presentan a lo largo de la enfermedad. Es fundamental tener en cuenta que la aparición y la gravedad de estos trastornos pueden variar significativamente en cada persona afectada por la enfermedad del Alzheimer. Por esta razón, la evaluación y el seguimiento constante por parte de profesionales de la salud especializados son de vital importancia. Esto permite ofrecer un apoyo adecuado y una atención personalizada a las personas que padecen Alzheimer y también a sus familias. De esta manera, se puede adaptar el tratamiento y las estrategias de intervención según las necesidades individuales de cada paciente, lo que maximiza las posibilidades de mejorar su calidad de vida y bienestar emocional en el transcurso de la enfermedad.
La participación activa de la familia en el proceso terapéutico es esencial. Los logopedas brindan apoyo y recursos a la familia para que comprendan mejor las dificultades tanto de deglución como comunicativas del paciente, ofreciendo sugerencias y ejercicios para que puedan ayudarlo en su día a día.
Para nosotros, cada paciente es único y especial, y nos enfocamos en brindar una atención personalizada y cercana. Trabajamos de la mano con la familia, ofreciendo recursos, asesoramiento y educación para que puedan comprender mejor las dificultades que enfrenta su ser querido y apoyarlos de manera adecuada.
Nuestro compromiso es acompañar a los pacientes y sus familias en el viaje que supone enfrentar el Alzheimer.
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